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Se hace tarde; pero a mí todas las noches se me hacen jóvenes. Mi reloj funciona así, sabe cuando descansar, sabe cuando despertar y sabe cuando tiene que cazar. Es innato a veces, relativo.

Cero conciso en mis pensamientos, que creo siento y divulgo como si fueran mi Biblia. Si mi propia Biblia personal plagada de pensamientos inconclusos e incrédulos. Ni idea que dice adentro, solamente pienso y me río un rato en los mandamientos; mientras reviso una vez mas los tanques de oxigeno que se filtran hacia mi cabeza.

Intento escaparme una vez más de las decisiones, de la monotonía, del hecho de que a ratos tengo que vagar solo por este valle. Ni idea que deseo, ni idea si me hace bien cuestionar todo: una y otra vez. Así que solo me sigo a mi mismo cuando dudo de las banalidades que significa sonreír por una que otra weá.

Que es captar la atención, que es lo que busca cada uno. Mil veces me hago esa pregunta, mil veces no encuentro la respuesta. A ratos pienso que es lo que busco yo... si a ratos; una chica que me mueva el piso… que me deje con la cara dibujada solo con verla. Y que cuando me de un beso me deje como pendejo de 14 años; lelo, enamorado, imbecil y algo inocente. Que casi pueda poner las manos al fuego por ella, que me cague y quemarme entero. Pero me daría lo mismo, estaría convertido en un saco huevas con patas. En algo que en este momento me llega a dar risa; un weón empotáo.

Que me pasa, que nos pasa, que sucede. ¿Que espera cada persona? Ni puta idea.

Dormiré un rato, mi cabeza no da mas… explotara.

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